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DATOS OCULTOS DE BOGOTA
Estos son 9 datos ocultos de Bogotá, una ciudad llena de historia y cultura, pero donde también existen secretos fascinantes que cuentan relatos de épocas pasadas, mitos que han perdurado a lo largo de los años y hechos sorprendentes que pocos conocen.
EL SEÑOR QUE LO ATACÓ UN TORO SALIENDO DEL ASCENSOR
El viernes 18 de octubre de 1985, como si de una broma del destino se tratara, una serie de sucesos se confabularon en contra de un hombre que, sin imaginarlo, no viviría para contarlo al caer la tarde de ese mismo día. Todo comenzó a las 7:30 de la mañana, cuando un camión que transportaba cinco toros hacia la Plaza de Toros Santa María sufrió un accidente, donde una piedra, caída de otro vehículo más adelante, se metió en uno de los ejes del camión y lo rompió, provocando que el vehículo se volcara, y los toros, asustados y desorientados, rompieron las barreras de madera que los mantenían encerrados y comenzaron a correr desenfrenados por las calles de Bogotá, esto sucedió desde la Carrera 10ª con Calle 1ª, donde ocurrió el accidente, los toros se dispersaron por la ciudad, bajaron hacia la Avenida Caracas, luego siguieron por la Calle 13 y, tras una confusión, tomaron la Calle 24 y doblaron hacia la Carrera 30, pero en ese momento, uno de los toros se separó del grupo, tomando la Calle 19, continuó hasta llegar a la Carrera 8ª, donde se dirigió hacia las puertas de un edificio.
En ese mismo instante, el protagonista de esta historia, un hombre que había bajado en el ascensor desde los pisos superiores, se disponía a salir del edificio, pero apenas se abrieron las puertas del ascensor en el primer piso, el toro, que venía corriendo a toda velocidad, entró al edificio y, en un terrible golpe, embistió al hombre, con fuerza del impacto que le quitó la vida al instante, ante la atónita mirada de las personas que se encontraban en el lugar y que, horrorizadas, solo pudieron gritar pidiendo ayuda. El toro fue finalmente capturado y encerrado, pero para el hombre solo quedó el recuerdo de una de las muertes más absurdas y trágicas en la historia de Colombia.
EL CEMENTERIO DE LOS POBRES
En el cementerio central de Bogotá podemos evidenciar figuras que se ven y no tienen significado, igual que no hay lapidas ni nombres, pues este cementerio es un sitio lleno de historia y simbolismo, aunque pocos conozcan todos sus secretos.
El cementerio está dividido en tres zonas principales:
1. La Zona Histórica: Esta es la parte más conocida del Cementerio Central, donde descansan grandes personajes de la historia de Colombia junto con personas del común, aquí se encuentran las tumbas de próceres, presidentes, artistas y otros individuos que han dejado su huella en la historia del país, pues a lo largo de los años, esta zona ha sido un lugar de visita y reflexión para aquellos que buscan conectar con el pasado y rendir homenaje a quienes han influido en la construcción de la nación.
2. El Cementerio de los Pobres o Columbarios: Esta sección del cementerio, menos conocida por el público general, tiene una historia particularmente conmovedora, su construcción comenzó en 1946, con la edificación de cuatro pabellones fúnebres que albergaban 8,957 tumbas vacías, estas tumbas fueron destinadas finalmente a los fallecidos del Bogotazo, la revuelta que sacudió a Bogotá tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en 1948, las figuras que se ven en los columbarios son serigrafías impresas sobre las tumbas por la artista Beatriz González. Su obra, titulada “Auras Anónimas”, representa a hombres cargando cadáveres, un poderoso símbolo de la tragedia y la pérdida de vidas anónimas, hoy en día, este lugar ha sido transformado en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, un espacio dedicado a la reflexión sobre los conflictos del país y la búsqueda de la paz.
3. El Parque del Renacimiento: La tercera zona del Cementerio Central es la menos conocida y la más sombría, pues aquí se enterraban los cuerpos de quienes no contaban con recursos para un entierro digno, se dice que en esta área existían fosas comunes y panteones donde se sepultaban a múltiples personas en la misma urna, este lugar, que alguna vez fue un símbolo de la pobreza y el olvido, ha sido transformado en el Parque del Renacimiento, que aunque ha sido rehabilitado, persisten historias perturbadoras que hablan de rituales de brujería y otros encuentros oscuros que ocurren en el lugar, alimentando su aura misteriosa.
El Cementerio Central de Bogotá, con su rica historia y su simbolismo, fue declarado bien de interés cultural, hoy en día, hay esfuerzos por recuperar y dignificar la memoria de aquellos que fueron sepultados en sus terrenos, buscando preservar no solo la historia, sino también el respeto por quienes, en su muerte, encontraron aquí su último refugio.
VENDIAN CARNE HUMANA
La historia de Gigi, el chef italiano que llegó a Bogotá en los años 80, con su restaurante, L’angolo di Gigi, ubicado en La Calera, se convirtió rápidamente en un lugar de culto para quienes buscaban la mejor carne del país, Gigi logró crear una atmósfera de exclusividad y misterio, especialmente alrededor de la carne que servía, lo que atrajo a políticos, celebridades y la élite de la época.
Se decía que la carne que ofrecía era incomparable, y Gigi afirmaba que su hermana en Italia se la enviaba directamente, una historia que ella misma desmintió públicamente, asegurando ser vegetariana, este detalle, junto con la actitud celosa y reservada de Gigi respecto a la carne que recibía, alimentó rumores y suspicacias, pues no permitía que nadie se acercara a las neveras cuando llegaba la mercancía, lo que solo aumentaba el misterio.
Con el tiempo, comenzaron a circular rumores más oscuros y siniestros: la carne que hacía famoso a Gigi no era de origen animal, sino humano. Esta especulación llevó al cierre del restaurante y a la repentina desaparición del chef italiano, dejando a muchos con preguntas sin respuesta. Lo que tomó un giro aún más perturbador cuando un exagente del F2 afirmó en entrevistas que durante la toma del Palacio de Justicia en 1985, vendió más de 15 cuerpos sin vida, grandes y corpulentos, al restaurante de Gigi. Aunque nunca fue confirmado oficialmente, agregó un tono macabro a la historia y consolidó su lugar en la mitología urbana de Bogotá.
LA BRUJA NEGRA DE BOGOTA
En los años 1700, Bogotá vivía atemorizada por la presencia de una figura temida y enigmática, la Bruja Negra Juana García, Conocida por su poder oscuro y sus temidas brujerías, especialmente contra los hombres infieles, Juana García se convirtió en una leyenda que marcaría la historia de la ciudad.
La historia cuenta que una dama aristócrata, preocupada por la fidelidad de su esposo, que en ese momento se encontraba de viaje en las Antillas, consultó a Juana García, quien utilizando un lebrillo lleno de agua, observó al esposo junto a una desconocida dama y notó que un sastre estaba confeccionando un vestido de seda color rojo, con sus poderes oscuros, Juana García hizo que el sastre perdiera una parte del vestido, la cual entregó a la dama aristócrata como prueba de infidelidad. Cuando el esposo regresó a Santa Fe, la dama le mostró la parte del vestido como evidencia de su traición, sorprendido y sin saber qué hacer, el hombre decidió confesar todo al arzobispo, los sacerdotes, al enterarse de la brujería involucrada, delataron a Juana García.
La Bruja Negra fue condenada a la hoguera, pero se dice que fue salvada por personas influyentes de la ciudad, sin embargo, su castigo fue aún más humillante y severo, pues la llevaron a la iglesia de Santo Domingo, donde fue expuesta públicamente, sosteniendo dos velas verdes en sus manos durante varios días. En su sufrimiento, Juana García exclamó en público: “Todas lo hicimos, y yo sola lo pago.”
Desde entonces, la leyenda de la Bruja Negra Juana García ha perdurado y aterroriza a los ciudadanos, algunos creen que su espíritu aún recorre la ciudad, causando estragos y problemas. Otros sostienen que Juana García busca a las mujeres que practican brujería, especialmente a aquellas que actúan de manera oculta, lanzando la piedra y escondiendo la mano.
La figura de Juana García sigue siendo un símbolo de la lucha entre el poder oscuro y la justicia, y su historia continúa siendo una advertencia de las consecuencias de la traición y el ocultismo en la historia de Santa Fe de Bogotá.
PELEA DE RATAS
En las profundidades de las cárceles de Colombia, se oculta una antigua costumbre que ha permanecido en las sombras durante décadas, de acuerdo con las leyendas de los presos más antiguos y peligrosos, existe una práctica insólita y perturbadora, algunos reclusos adoptan a las ratas que merodean por el penal, transformándolas en sus más fieles compañeras, confidentes e incluso en sus mascotas más preciadas.
Uno de estos presos, conocido como Agustín, compartió en una entrevista que lleva más de 30 años en prisión y ha sido testigo de cómo esta práctica ha evolucionado hacia algo mucho más siniestro, según Agustín, algunos reclusos han llevado esta costumbre a un extremo oscuro, entrenando a las ratas y convirtiéndolas en auténticas máquinas de matar, la transformación de las ratas no es solo física, sino también psicológica; pues se les baña, se les corta el pelo, y en algunos casos, se les tatúa, además, se les enseña a pelear, todo con el objetivo de convertirlas en combatientes temibles.
Lo más aterrador de todo es que estas ratas entrenadas son utilizadas en una especie de lucha clandestina, donde los presos apuestan grandes sumas de dinero para ver cuál de las ratas es la más fuerte, estas peleas, según los relatos, pueden ser extremadamente sangrientas y brutales, los enfrentamientos entre las ratas no solo pueden resultar en la muerte de los animales, sino que también han causado enfrentamientos violentos entre los propis presos, los desacuerdos y las tensiones que surgen alrededor de estas luchas pueden llegar a desencadenar situaciones de violencia y hasta homicidios dentro del penal.
El espectáculo de estas luchas de ratas es tan brutal que no es apto para cualquier persona, pues la sangre y la violencia que se exhiben en estas peleas reflejan una cultura de crueldad y deshumanización que se ha desarrollado en las entrañas de las cárceles.
Este oscuro pasatiempo revela una faceta inquietante del sistema penitenciario, donde el sufrimiento y la violencia se perpetúan en las formas más inesperadas y perturbadoras.
LA MALDICION DE BOGOTA
La profecía del Padre Francisco Margallo, un sacerdote español que residía en Colombia, predijo un evento catastrófico que marcó la historia de Bogotá con una inquietante exactitud, según la profecía, el 31 de agosto de un año indeterminado, una serie de terremotos provocaría la destrucción de Santa Fe de Bogotá, en referencia a la antigua denominación de la ciudad.
El 31 de agosto de 1917, los habitantes de Bogotá creyeron que la profecía estaba a punto de cumplirse, pues a las 6:36 de la mañana, la ciudad experimentó una serie de terremotos que sacudieron la tierra, en ese entonces, Bogotá no era la gran metrópoli que es hoy en día; contaba con una población de apenas 100,000 habitantes, pero el impacto del sismo fue devastador, ya que, aproximadamente 40 casas se vinieron abajo y alrededor de 300 más resultaron afectadas, la gente aterrorizada por los temblores, se lanzó a las calles en busca de ayuda y en oración, temiendo que la profecía del Padre Margallo se estuviera haciendo realidad.
El terremoto causó estragos en muchas edificaciones religiosas y de salud, la Ermita de Guadalupe colapsó completamente, y la iglesia de Lourdes sufrió un derrumbe en su cúpula que resultó en la muerte de seis personas, los puntos de atención médica, ya de por sí escasos, colapsaron bajo la presión de los heridos y el pánico generalizado, con un gran número de personas buscando atención de emergencia.
La magnitud del desastre llevó a una serie de interpretaciones y creencias, algunos afirman que el terremoto de 1917 fue el cumplimiento de la profecía, una manifestación de lo que el Padre Margallo había predicho, pero otros consideran que fue solo una advertencia de lo que podría venir, mientras que algunos aún creen que la profecía está por cumplirse en un futuro incierto.
La historia del terremoto de 1917 y la profecía del Padre Margallo sigue siendo un tema de fascinación y misterio en Bogotá, a lo largo de los años, el evento ha alimentado debates y especulaciones sobre el destino de la ciudad y el poder de las profecías, dejándonos con una inquietante pregunta: ¿ha cumplido ya la profecía o está aún por cumplirse?
UN REACTOR NUCLEAR EN COLOMBIA
El IAN-R1 (Instituto de Atomic Energy Research Reactor 1) es el único reactor nuclear conocido en Colombia, situado en la avenida El Dorado con carrera 50 en Bogotá, este reactor fue importado desde Estados Unidos en 1965 con el objetivo de promover investigaciones científicas pacíficas. El IAN-R1 se instaló con la intención de apoyar la investigación nuclear en Colombia, proporcionando una herramienta para estudios científicos y aplicaciones en el campo de la energía nuclear, durante sus primeros años, el reactor fue un activo importante para el desarrollo de la ciencia nuclear en el país.
El reactor estuvo activo hasta 1998, sin embargo, debido a los altos costos de mantenimiento y la falta de recursos para su operación continua, el IAN-R1 fue cerrado temporalmente, en 2005, se tomó la decisión de reabrirlo, esta vez con un enfoque renovado en la investigación de mapas relacionados con minerales y recursos geológicos.
Tras su reapertura, el IAN-R1 ha sido gestionado por el Servicio Geológico Colombiano (SGC). El reactor se utiliza principalmente para realizar investigaciones y estudios relacionados con la geología, específicamente en la creación de mapas y estudios de minerales, esta labor contribuye al conocimiento y la gestión de los recursos minerales en Colombia, aprovechando la capacidad del reactor para proporcionar datos precisos y relevantes.
El IAN-R1 sigue siendo una pieza clave en el ámbito de la investigación nuclear en Colombia, su presencia en el país destaca el compromiso con el desarrollo científico y la investigación en el sector de la energía nuclear, así como su papel en el avance del conocimiento sobre los recursos naturales de Colombia.
LA MONJA DE LA CALLE 100
En el cruce de la Carrera Séptima con Calle 100 en Bogotá, se encuentra un punto tan inquietante que muchos taxistas evitan acudir a él durante la noche, no se trata de un problema de inseguridad, sino de un fenómeno paranormal que ha captado la atención de muchos, la historia gira en torno a una aparición que se ha convertido en leyenda entre los conductores de taxis, una mujer que se presenta como una monja con un hábito negro.
La leyenda cuenta que, en múltiples ocasiones, una mujer vestida con un hábito negro aparece en la calle buscando un taxi, su presencia es tan inquietante que, independientemente de qué vehículo se detenga para recogerla o no, ella parece cumplir su voluntad, siel conductor decide no detenerse, la monja aparece en la parte trasera del vehículo, insistiendo en ser llevada a un destino muy específico.
Las versiones sobre la aparición de este espectro varían, pues algunos aseguran que la monja solo se manifiesta bajo la lluvia, mientras que otros sostienen que su presencia no está condicionada por el clima. En todos los casos, ella solicita ser llevada a un convento cercano, lugar donde se dice que fue vista por última vez con vida, la historia señala que, en el año 2017, esta mujer sufrió una muerte violenta y cruel a manos de tres hombres mientras esperaba un taxi en ese mismo lugar, la brutalidad del ataque fue tan repentina que, según la teoría, la mujer no tuvo tiempo para procesar su propia muerte y sigue esperando a ser llevada a su destino final. Muchos testimonios y relatos confirman que este suceso se ha repetido año tras año, perpetuando la leyenda entre el gremio de taxistas, la monja fantasma, atrapada entre el mundo de los vivos y los muertos, sigue buscando el taxi que la llevará a su último descanso.
La historia ha resonado tanto en la comunidad de conductores como en los residentes locales, convirtiendo el cruce de la Carrera Séptima con Calle 100 en un lugar cargado de misterio y miedo.
La leyenda de la monja en la Carrera Séptima con Calle 100 es un recordatorio de cómo los fenómenos paranormales pueden influir en la vida cotidiana y en la percepción de los lugares que frecuentamos. La presencia persistente de esta figura espectral sigue siendo un enigma inquietante que desafía la lógica y mantiene viva la tradición de las leyendas urbanas en Bogotá.
HACKER ANDRES SEPULVEDA
Andrés Sepúlveda es un hacker colombiano cuya historia ha capturado la atención internacional debido a su involucramiento en un escándalo político significativo en América Latina, Sepúlveda se convirtió en una figura controversial en el mundo de la ciberseguridad y la política, principalmente por su papel en la manipulación de elecciones.
Andrés Sepúlveda comenzó su carrera en el ámbito de la ciberseguridad y el hacking, donde se destacó por sus habilidades en la manipulación de sistemas y la recopilación de información confidencial, su habilidad para el hacking y la informática lo llevó a trabajar en el ámbito de la consultoría política, donde utilizó sus habilidades para influir en campañas electorales.
En 2014, Sepúlveda se convirtió en una figura central en el escándalo político conocido como el “escándalo del hacking de la campaña de Santos”. Durante las elecciones presidenciales en Colombia, Sepúlveda fue acusado de haber utilizado técnicas de hacking para manipular y obtener información sobre las campañas de los rivales políticos de Juan Manuel Santos, quien se encontraba en búsqueda de la reelección. Sepúlveda trabajó para un grupo de consultores políticos que, según las investigaciones, pagaron por sus servicios para interceptar comunicaciones y manipular la opinión pública en favor de Santos. La situación se volvió aún más controvertida cuando se reveló que Sepúlveda también había accedido ilegalmente a correos electrónicos y documentos confidenciales de la oposición.
En 2014, tras el descubrimiento de sus actividades, Andrés Sepúlveda fue arrestado y enfrentó cargos por su participación en el escándalo, fue condenado a una pena de prisión por sus delitos relacionados con el hacking y la manipulación electoral, su caso recibió una amplia cobertura mediática, tanto en Colombia como a nivel internacional, debido a las implicaciones que tuvo en la integridad de los procesos electorales.
El caso de Andrés Sepúlveda puso de relieve la vulnerabilidad de los sistemas electorales frente a la manipulación tecnológica y el hacking.
También destacó la necesidad de fortalecer la seguridad cibernética en procesos políticos y electorales para prevenir futuras interferencias y garantizar la transparencia en las elecciones.
Además, el escándalo llevó a una mayor conciencia sobre el papel del hacking en la política y la influencia que puede tener en los resultados electorales, la historia de Sepúlveda es un ejemplo de cómo las habilidades tecnológicas pueden ser utilizadas de manera indebida para alterar la dinámica política y cómo las acciones ilegales pueden tener consecuencias significativas en el ámbito público y legal.