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EL IMPACTANTE CAMPO DE CONCENTRACIÓN EN FUSAGASUGA DURANTE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

agosto 19, 2024
Edificio antiguo que se usaba como campo de concentracion en fusagasuga

“Toque de silencio para dormir y toque de diana para levantarse. Visitas solo de familiares dos veces a la semana y correspondencia únicamente escrita en español, sujeta a revisión. Los libros, revistas y periódicos deben estar autorizados y las bebidas embriagantes quedan completamente prohibidas, como las radios y cámaras fotográficas.” Eran algunas de las normas para los internos en el campo de concentración de Fusagasugá.

Este es un capítulo oscuro y poco conocido de nuestra historia, la existencia de un campo de concentración en Colombia. En esta ocasión, nos adentraremos en Fusagasugá para explorar un lugar que ha sido testigo de sufrimiento, resistencia y, sobre todo, historias que no deben ser olvidadas.

UN CAPÍTULO OSCURO EN LA HISTORIA DE COLOMBIA

Segunda guerra mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, mientras el mundo se encontraba en uno de los conflictos más devastadores de la historia, en un rincón aislado de Colombia, se vivía una tragedia menos conocida, pero significativa, pues en el municipio de Fusagasugá, ubicado en las montañas de la región del Sumapaz, se estableció un campo de concentración en el Hotel Sabaneta,

donde fueron internados ciudadanos alemanes, japoneses y, en menor medida, italianos, los cuales, en su mayoría eran residentes establecidos y respetados en Colombia, pero se encontraron atrapados en una red de sospechas y medidas de seguridad que reflejaban las tensiones internacionales de la época.

CONTEXTO INTERNACIONAL Y LOCAL

Para entender cómo un país como Colombia, alejado de los frentes de batalla de la Segunda Guerra Mundial, llegó a establecer un campo de concentración en su territorio, es necesario analizar el contexto internacional de la época, pues la Segunda Guerra Mundial, que tuvo lugar entre 1939 y 1945, no solo fue un conflicto militar, sino también una guerra de ideologías, donde el fascismo, el comunismo y la democracia liberal se enfrentaron en un escenario global.

VIDEO CAMPO DE CONCENTRACIÓN EN FUSAGASUGA – PAO PINEDA

EL PAPEL DE AMÉRICA LATINA EN LA GUERRA

América Latina, aunque geográficamente distante de los principales países de guerra en Europa, Asia y África, no estuvo completamente aislada de los efectos del conflicto, pues los Estados Unidos, al emerger como una de las principales potencias aliadas, ejercieron una enorme influencia en la política interna de los países latinoamericanos, Washington veía a la región como su patio trasero estratégico y estaba decidido a evitar cualquier tipo de influencia del Eje de Alemania, Italia y Japón en el hemisferio occidental.

Para garantizar la seguridad de América Latina y evitar la propagación de las ideologías fascistas o comunistas, en Estados Unidos implementaron una serie de políticas que incluyeron sanciones económicas, espionaje y, en algunos casos, la intervención directa en los asuntos internos de los países latinoamericanos, una de las medidas más controvertidas fue la creación de las llamadas “listas negras”, que identificaban a individuos y empresas sospechosos de simpatizar con el Eje, estas listas, que incluían nombres de ciudadanos alemanes, italianos y japoneses residentes en América Latina, se convirtieron en la base para la implementación de políticas de internamiento en varios países de la región.

Lista negra del campo de concentración en Colombia, Fusagasugá, alemanes en Colombia
Lista negra del campo de concentración

Estas listas negras no fueron una iniciativa colombiana, en 1941, Estados Unidos creó una lista con aproximadamente 1,800 personas y empresas alemanas, italianas y japonesas en toda América Latina, acusándolas de colaborar directa o indirectamente. Estos registros, publicados en los principales periódicos del continente, tuvieron un impacto inmediato en los involucrados.

Estados Unidos decidió no hacer negocios con las personas o empresas mencionadas y presionó a los países vecinos para que siguieran su política, además, impuso la restricción de que los listados no podían estar a menos de 100 kilómetros de cualquier costa, además el gobierno estadounidense también estableció campos de concentración en su propio territorio para internar a japoneses y sus descendientes, razón por la cual, casi todos los países, salvo Argentina, adoptaron algún tipo de sanción contra los incluidos en estas listas, Colombia también siguió esta línea, a pesar de la fuerte presencia comercial alemana en el país y la creciente influencia de los agricultores japoneses, que se había iniciado décadas antes.

COLOMBIA COMPROMETIDA

Colombia, bajo el gobierno de Alfonso López Pumarejo, intentó mantener una postura de neutralidad al inicio de la guerra, sin embargo, la creciente presión de los Estados Unidos, combinada con eventos que afectaron directamente al país, llevó a un cambio en su política, uno de los catalizadores fue el hundimiento de la goleta colombiana, por un submarino alemán en junio de 1943 cerca de la Isla de Providencia, en el Caribe colombiano.

Alfonso López Pumarejo, presidente de Colombia durante la segunda guerra mundial.

Este acto fue percibido como una agresión directa contra Colombia, lo que llevó al gobierno de inmediato a congelar los bienes de ciudadanos provenientes de este país, se dispuso de sus recursos económicos para reponer las pérdidas por el hundimiento de la goleta y se comenzó el proceso de confinamiento en el hotel Sabaneta, que desde ese momento sería recordado por muchos como el campo de concentración de Fusagasugá.

EL ESTABLECIMIENTO DEL CAMPO DE CONCENTRACIÓN EN FUSAGASUGÁ

El internamiento de ciudadanos del Eje en Colombia no fue una decisión tomada a la ligera, pero ante la presión externa y la necesidad de alinearse con los aliados, el gobierno colombiano decidió seguir la política de internamiento de los Estados Unidos.

El Hotel Sabaneta, en Fusagasugá, fue seleccionado como el sitio para establecer un campo de concentración, principalmente debido a su ubicación relativamente aislada y a su infraestructura, que podía acomodar a un número considerable de personas.

Hotel abandonado, campo de concentración segunda guerra mundial, Fusagasugá Colombia
Hotel Sabaneta / Campo de concentración durante la segunda guerra mundial

El Hotel Sabaneta, antes de ser convertido en un campo de concentración, era un lugar de descanso y retiro para la élite política colombiana, ubicado en un entorno natural privilegiado, con jardines, piscina y una torre de agua, el hotel representaba un oasis de tranquilidad lejos del bullicio de la capital, sin embargo, esta imagen idílica cambió radicalmente cuando el gobierno decidió utilizar sus instalaciones para confinar a los ciudadanos alemanes y japoneses que habían sido incluidos en las listas negras.

LAS CONDICIONES DE VIDA EN EL CAMPO

La vida en el campo de concentración de Fusagasugá era una mezcla de restricciones severas y condiciones relativamente benignas en comparación con otros campos de internamiento en el mundo, a diferencia de los campos de concentración nazis en Europa, el campo de Fusagasugá no tenía la intención de exterminar a sus internos, sin embargo, las condiciones eran duras, y la libertad de los internados estaba severamente limitada.

Internados del campo de concentración en Fusagasugá durante la segunda guerra mundial

Los internados en el campo de Fusagasugá estaban sujetos a un régimen estricto, pues se les despertaba con el “toque de diana” cada mañana, y su día estaba cuidadosamente estructurado, las visitas familiares estaban restringidas a dos veces por semana,

y toda la correspondencia escrita debía estar en español y estaba sujeta a censura por parte de las autoridades, junto a la prohibición de radios, cámaras fotográficas y cualquier tipo de material de lectura no autorizado, aislaba aún más a los internados del mundo exterior.

Una de las características más inusuales del campo de Fusagasugá era que los internos debían pagar por su estancia, esto se hacía bajo el pretexto de que se alojaban en un hotel, pero en la práctica, era una forma de presionar económicamente a los internados y a sus familias, este sistema llevó a la ruina económica de muchos de los internados, quienes ya habían perdido sus negocios y propiedades debido a las confiscaciones realizadas por el gobierno.

TESTIMONIOS SOBREVIVIENTES

A pesar de las restricciones, los internos buscaron formas de mantener su dignidad y humanidad, muchos de los alemanes, que eran artesanos y carpinteros, utilizaron su tiempo para construir muebles y realizar reparaciones en el hotel, trabajos que no solo les ayudaban a pasar el tiempo, sino que también les permitían mantener un sentido de utilidad y propósito.

Por su parte, los internos japoneses, conocidos por su amor por la naturaleza y la jardinería, se dedicaron a embellecer los jardines del hotel, también crearon un pequeño estanque en un riachuelo cercano, donde criaban peces de colores, estas actividades eran más que simples pasatiempos, para estos representaban una forma de resistencia cultural y una manera de preservar su identidad en un entorno hostil.

Estos son los relatos de los sobrevivientes y de los familiares de los internados que nos proporcionan una visión íntima de las experiencias vividas en el campo de concentración de Fusagasugá, estos testimonios, recopilados a lo largo de los años, revelan la mezcla de miedo, incertidumbre y resiliencia que caracterizó la vida en el campo.

IMPACTO PSICOLÓGICO Y EMOCIONAL

El impacto psicológico del internamiento fue profundo, pues a pesar de las condiciones relativamente benignas en comparación con los campos de concentración en Europa, la incertidumbre, la separación de sus familias y la pérdida de sus medios de vida afectaron gravemente la salud mental de los internados, muchos sufrieron de ansiedad, depresión y otros trastornos relacionados con el estrés, la constante vigilancia y la sensación de estar siempre bajo sospecha también contribuyeron a un ambiente de paranoia y desconfianza.

RELACIONES ENTRE INTERNOS Y GUARDIAS

Una de las dinámicas más complejas en el campo de concentración de Fusagasugá fue la relación entre los internos y los guardias colombianos, a diferencia de los guardias en otros campos de concentración más brutales, los policías asignados al Hotel Sabaneta tenían una relación relativamente cordial con los internos, aunque esto no quiere decir que no hubiera tensiones, pero en general, la interacción entre ambos grupos se mantenía dentro de los límites del respeto mutuo.

Campos de concentración, guardias e internos alemanes en el campo de concentración durante la segunda guerra mundial

Algunos testimonios sugieren que, con el tiempo, se desarrolló una especie de entendimiento tácito entre los internos y los guardias, los internos, conscientes de que estaban en una situación vulnerable, trataban de no causar problemas, mientras que los guardias, muchos de los cuales no entendían completamente por qué estas personas estaban siendo internadas, trataban de mantener la paz y el orden sin recurrir a la violencia innecesaria.

FAMILIAS DE LOS INTERNADOS

Un aspecto menos explorado del campo de concentración de Fusagasugá es el impacto que tuvo en las familias de los internados, muchas familias, especialmente aquellas con mayores recursos, se trasladaron a Fusagasugá o a sus alrededores para estar cerca de sus seres queridos, algunos incluso compraron propiedades en la zona para poder visitarlos más fácilmente, sin embargo, esta proximidad no alivió completamente el dolor y la angustia de la separación forzada.

Para las esposas e hijos de los internados, la vida en Fusagasugá también fue difícil, aunque podían ver a sus familiares con cierta regularidad, las visitas estaban limitadas y siempre bajo la vigilancia de los guardias.

Además, la estigmatización social que acompañó a la internación de sus seres queridos tuvo un impacto duradero en estas familias, muchas de las cuales quedaron marcadas por la sospecha y la desconfianza durante años después de la guerra.

REPERCUSIONES POLÍTICAS Y SOCIALES EN COLOMBIA

El establecimiento del campo de concentración en Fusagasugá no solo tuvo un impacto en los internados y sus familias, sino que también dejó huellas profundas en la sociedad y la política colombiana, pues la decisión de internar a ciudadanos del Eje fue una medida controvertida que reflejaba la complejidad de la posición de Colombia durante la guerra.

Colombia, al igual que otros países latinoamericanos, se encontraba en una encrucijada diplomática durante la Segunda Guerra Mundial, pues la necesidad de mantener buenas relaciones con los Estados Unidos, mientras se trataba de preservar la soberanía nacional, creó tensiones internas en el gobierno, la política de internamiento, aunque alineada con las expectativas de Washington, fue vista por algunos sectores de la sociedad colombiana como una violación de los derechos de los ciudadanos extranjeros residentes en el país.

EL IMPACTO ECONÓMICO EN LAS COMUNIDADES ALEMANAS Y JAPONESA

Las comunidades alemanas y japonesas en Colombia habían desempeñado un papel importante en la economía del país antes de la guerra, muchos alemanes eran empresarios, ingenieros y técnicos que contribuían al desarrollo de la infraestructura y la industria colombiana, y de manera similar, los japoneses, aunque menos numerosos, habían establecido negocios prósperos, especialmente en el sector agrícola.

El internamiento y la confiscación de propiedades no solo destruyeron estas comunidades económicamente, sino que también tuvieron un efecto dominó en la economía colombiana en general, la pérdida de estas empresas y la desconfianza generada por las acciones del gobierno perjudicaron las relaciones comerciales y la confianza entre Colombia y sus socios extranjeros.

El campo de concentración de Fusagasugá es un capítulo oscuro y poco conocido de la historia de Colombia. A pesar de su importancia, ha sido en gran parte olvidado o ignorado en las narrativas oficiales de la historia del país, sin embargo, en los últimos años, ha habido un renovado interés por recuperar y preservar la memoria de lo que ocurrió en el Hotel Sabaneta.

LITERATURA Y FUENTES SOBRE EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN EN FUSAGASUGÁ

Organizaciones de derechos humanos, historiadores y descendientes de los internados han trabajado para mantener viva la memoria de este evento, a través de la recopilación de testimonios, la publicación de libros y artículos, y la organización de eventos conmemorativos, estas personas buscan asegurar que las experiencias de los internados no sean olvidadas.

Ricardo Silva Romero, mediante su libro, Colombia en la Segunda Guerra Mundial: Historia de una neutralidad relativa, ofrece una perspectiva general sobre la participación de Colombia en el conflicto y menciona el internamiento de ciudadanos del Eje en el país.

Ricardo Silva

Max Paul Friedman, escribió, Nazi Germany and Latin America: Ambassadors of Dictatorship, quien discute la influencia nazi en América Latina y cómo los ciudadanos alemanes fueron afectados durante la guerra, haciendo mención de los campos de internamiento.

Y por último, encontramos Archivos y fuentes primarias, documentos gubernamentales, correspondencia y archivos militares colombianos de la época, disponibles en el Archivo General de la Nación, contienen información relevante sobre el campo de concentración de Fusagasugá.

Estos libros y documentos ofrecen una valiosa perspectiva sobre el contexto histórico y las repercusiones de este episodio, y son un recurso esencial para quienes deseen profundizar en el tema.

EL HOTEL SABANETA HOY

El Hotel Sabaneta, que una vez fue un símbolo de la opulencia y el poder en Colombia, ha desaparecido casi por completo, el edificio, que se deterioró tras el cierre del campo de concentración, fue finalmente demolido, y en su lugar  existe una empresa de material de construcción llamada transportadora de cemento JG expres.

hotel sabaneta hoy

 Sin embargo, para aquellos que conocen la historia, el terreno donde una vez estuvo el hotel sigue siendo un lugar de memoria, un sitio que recuerda los costos humanos de la guerra y las decisiones políticas.

Este evento también ofrece lecciones importantes sobre la resistencia y la humanidad en tiempos de crisis, los internados, a pesar de las difíciles circunstancias, encontraron formas de mantener su dignidad y su sentido de comunidad, sus historias de resiliencia y adaptación son un testimonio del humano frente a la adversidad.

Al recordar y reflexionar sobre el campo de concentración de Fusagasugá, podemos aprender más sobre los complejos desafíos que enfrentan las sociedades en tiempos de guerra, y cómo las decisiones políticas pueden tener consecuencias duraderas para las comunidades y las naciones, es una historia que, aunque oscura, merece un lugar en la memoria colectiva de Colombia.

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