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Estos son los fantasmas de la candelaria de Bogotá, conocidos por su sufrimiento, angustia y maldad cuando estaban vivos, pero quienes además después de fallecer sus almas quedaron penando.
EDIFICIO EL SOL
La construcción del edificio comenzó con la intención de albergar el Seminario Mayor de Bogotá, sin embargo, el proyecto enfrentó múltiples dificultades financieras y, como si el destino le jugara una mala pasada, el terremoto de 1917 dejó el edificio inconcluso, la devastación del terremoto detuvo el avance de la obra y el futuro del edificio se volvió incierto.
Durante décadas, fue escenario de horribles condiciones y abusos, se convirtió en un lugar de tortura y maltrato, tanto para presos políticos como comunes, e dice que los gritos y lamentos de los prisioneros, quienes eran sometidos a torturas extremas para obligarlos a confesar, aún resuenan en sus muros, las historias de torturas y ejecuciones crearon una atmósfera de terror que persiste en la memoria colectiva.
En 1980, la prisión fue clausurada y el edificio quedó abandonado, el deterioro y el abandono del lugar alimentaron aún más las leyendas de sucesos paranormales, pues las condiciones en las que se encontraba el edificio, junto con su oscuro pasado, lo convirtieron en un lugar de interés para quienes buscan historias de fantasmas y fenómenos inexplicables.
En 1992, el edificio fue restaurado y transformado en un conjunto residencial de apartamentos, pero a pesar de la modernización y el cambio de uso, los rumores de sucesos paranormales persistieron, los nuevos habitantes del edificio han reportado que, durante la noche, se escuchan quejidos y lamentaciones que parecen provenir de las almas en pena que en vida sufrieron terriblemente en las instalaciones del antiguo Panóptico.
Las historias de torturas y la energía residual de las experiencias traumáticas de los prisioneros han dejado una marca indeleble en el edificio. A pesar de su nueva vida como conjunto residencial, el eco de su oscuro pasado sigue presente, creando un aura de misterio y terror que perdura hasta el presente.
VIRREY JUAN SAMANO
Uno de los fantasmas más temidos y antipáticos en la historia de Colombia es el del virrey Sámano, una figura históricamente odiada por su papel en la opresión de los patriotas durante la lucha por la independencia, su aparición sigue aterrorizando a los transeúntes y residentes en las altas horas de la madrugada, dejando una marca indeleble en el imaginario colectivo.
El virrey José María de Sámano, conocido por su figura coja y jorobada, fue un personaje extremadamente resentido por su apariencia física, su carácter agrio y su manera de tomar represalias inmediatas contra aquellos que se burlaban o simplemente lo miraban, contribuyeron a su reputación temida, se decía que Sámano tenía una costumbre desagradable de escupir y dar patadas a quienes se cruzaban en su camino, creando un ambiente de terror entre sus contemporáneos.
El 8 de agosto de 1819, un día después de la formalización de la independencia de Colombia tras la Batalla de Boyacá, Sámano se vio obligado a huir, temiendo por su vida debido a su papel en la opresión, salió disfrazado de mujer para evitar ser linchado, su fuga desesperada reflejaba el odio y la animosidad que había generado a lo largo de su mandato.
Tras la muerte del virrey Sámano, la casa donde vivió se convirtió en una imprenta. Sin embargo, el lugar continuó siendo un foco de fenómenos inexplicables, pues los trabajadores de la imprenta informaron con frecuencia que los carretes de papel aparecían manchados de tinta sin ninguna explicación lógica, este fenómeno misterioso alimentó la creencia de que el espíritu de Sámano seguía rondando el lugar, ejerciendo su influencia incluso después de su muerte
Los relatos sobre el fantasma de Sámano son consistentes en cuanto a su apariencia y comportamiento, se dice que su figura coja y jorobada sigue apareciendo en la casa y en sus alrededores, asustando a los desprevenidos que pasan cerca durante la noche, su actitud agresiva y su hábito de escupir son parte de la leyenda que sigue perturbando a quienes tienen la mala suerte de encontrarse con él.
El virrey Sámano, con su infame legado de crueldad y resentimiento, se ha convertido en uno de los fantasmas más temidos en la historia colombiana, su presencia fantasmagórica, marcada por su comportamiento desagradable y su reputación temida, continúa asustando a aquellos que cruzan el umbral de la casa que una vez fue su hogar.
Su historia es un recordatorio escalofriante de cómo el pasado puede resonar en el presente, dejando una sombra de terror que persiste a través del tiempo.
PINTOR GREGARIO VÁSQUEZ DE ARCE Y CEBALLOS
En la Calle 11 Nº 3-90, en el corazón del antiguo barrio de La Candelaria en Bogotá, se alza una casa con una historia profundamente enraizada en el misterio y lo paranormal.
La figura fantasmal que discurre en el patio interior, cubierta por una capa negra, es la de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, un pintor de renombre cuyo legado trasciende el arte para adentrarse en el ámbito de lo inexplicable.
Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos fue un pintor destacado del siglo XVII, conocido por su habilidad para crear obras religiosas de gran prestigio, su círculo social incluía barones, fiscales, militares y sacerdotes, quienes frecuentaban su estudio para admirar su trabajo, entre estos personajes se encontraba el fiscal de la Real Audiencia, Bernardino Ángel de Isunza, quien a menudo compartía sus penas amorosas con Vásquez, confiándole su angustia por el amor de su vida, María Teresa de Orgaz.
La joven María Teresa había sido recluida en el Claustro de Santa Clara después de que sus padres descubrieran su romance con el fiscal, durante una noche de fiesta, Vásquez ideó un plan para ayudar a los amantes a reunirse, como artista y frecuente visitante del convento, Vásquez tenía acceso sin restricciones al claustro, por lo cual, junto con Isunza, diseñó una fuga audaz que se llevaría a cabo en una fría y solitaria noche bogotana.
El plan se ejecutó con éxito: Vásquez entró al convento y abrió las puertas para que el fiscal entrara, María Teresa, informada del plan, esperó pacientemente en su habitación, los tres escaparon hacia Puente Aranda, donde se despidieron de Vásquez, quien había facilitado el encuentro.
Poco después, el escape de María Teresa se convirtió en tema de conversación en Bogotá, y Vásquez fue acusado de complicidad, la investigación llevada a cabo por los sacerdotes resultó en la cancelación de sus contratos y en la amenaza de una pena severa, que incluía la mazmorra o la horca.
Desesperado, Vásquez huyó de Bogotá disfrazado de monje franciscano, en busca de refugio en Monguí, sin embargo, los frailes del monasterio le aconsejaron entregarse, recordándole la implacable naturaleza de las autoridades coloniales, Vásquez, comprendiendo la gravedad de su situación, decidió regresar a Santa Fé de Bogotá para suplicar perdón. Al regresar, Vásquez fue arrestado y confinado en una celda del calabozo del palacio virreinal, el trato brutal y el tiempo en prisión lo llevaron a una lenta degradación mental y emocional, en 1710, sucumbió a la locura, y murió un año después en Santa Fé de Bogotá.
Hoy en día, la casa en la Calle 11 con Carrera 4 sigue siendo un punto de interés para los amantes del misterio, pues se rumorea que el fantasma de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos aún ronda el lugar, se dice que su figura, envuelta en una capa negra, se mueve en el patio interior, donde antes trabajaba en sus lienzos. Los testimonios sobre sus apariciones en el sótano del edificio continúan alimentando las leyendas locales.
La historia del pintor, marcada por amor, traición y tragedia, ha dejado una huella imborrable en el barrio de La Candelaria.
VIDEO YOUTUBE LOS FANTASMAS DE LA CANDELARIA | PAO PINEDA
DOCTOR JOSE RAIMUNDO RUSSY
En el corazón de Bogotá, la leyenda del fantasma del Doctor José Raimundo Russi sigue viva, este prominente abogado del siglo XIX, conocido por su dedicación a los derechos de los desfavorecidos, tuvo un trágico final que lo ha convertido en una figura legendaria en la historia paranormal de la ciudad.
En los años 1850 y 1851, Bogotá atravesaba un periodo de gran inseguridad debido a las actividades de la temida Banda del Molino del Cubo, esta banda, compuesta por cinco líderes, se especializaba en robar a los miembros de la alta sociedad, en uno de sus últimos robos, un miembro de la banda mató a una persona, lo que llevó a la captura de Ignacio Rodríguez, el líder del grupo.
José Raimundo Russi, conocido por su reputación como defensor de los inocentes, asumió la defensa de Ignacio Rodríguez, pero esto generó gran controversia, ya que muchos se sorprendieron de que un abogado con tal prestigio tomara un caso tan cargado de implicaciones morales, la situación empeoró cuando Manuel Ferro, miembro de la banda y jurado de venganza, intentó asesinarlo en varias ocasiones, y finalmente, Ferro y su banda lograron cumplir su amenaza y lo mataron.
Las pruebas incriminaron a Russi, quien fue condenado a muerte por fusilamiento en la Plaza de Bolívar, el día de su ejecución, Russi pronunció unas palabras que dejaron una profunda impresión en la sociedad: “Pueblo, delante de Dios y de los hombres muero inocente, contra mis jueces no llevo remordimiento a la tumba, pero los esperare en el santo tribunal de Dios.” Estas palabras resonaron con fuerza y conmocionaron a los presentes.
Desde entonces, la leyenda afirma que el espíritu de José Raimundo Russi ronda la Plaza Mayor en las noches, vestido con una capa azul, su aparición se dice que deja una impresión duradera en aquellos que se atreven a cruzar su camino. Testigos han reportado escuchar en la madrugada una voz que clama “soy inocente”, así como la presencia de una figura enigmática exigiendo justicia.
La casa donde vivió Russi en La Candelaria también ha sido escenario de relatos paranormales, se dice que en las madrugadas se escuchan lamentos y que la figura del doctor sigue clamando por vindicación.
EL NIÑO RUBIO DEL PALOMAR DEL PRINCIPE
En la esquina de la Calle 11 con Carrera Séptima en Bogotá, una leyenda persiste sobre el fantasma de un niño que ha dejado una marca imborrable en la memoria de los habitantes del barrio.
Hace aproximadamente 300 años, un niño rubio y de ojos azules vivía en esta zona, el pequeño, que padecía de retardo mental, desarrolló un apego profundo por las palomas que habitaban en la plazoleta cercana, cada día, el niño alimentaba a las aves con migas de pan, asegurándose de que siempre tuvieran suficiente para comer y de que nadie les hiciera daño, pues su amor por las palomas era tan grande que las consideraba sus compañeras y las defendía con fervor.
La leyenda cuenta que el niño murió trágicamente en la calle una noche, aunque los detalles exactos de su muerte han sido perdidos con el tiempo, el impacto de su pérdida dejó una huella en el área.
Desde su muerte, el espíritu del niño ha sido visto en las madrugadas, en la misma esquina donde solía alimentar a las palomas, este aparece cargando migas de pan en sus manos, como si aún estuviera cumpliendo con su rutina diaria de alimentar a sus amadas aves, su presencia es conocida por ser pacífica, pero también por proteger a las palomas que solía cuidar. Los vecinos de la plazoleta aseguran que cualquier persona que moleste a las palomas, ya sea arrojándoles piedras o haciéndoles daño, experimentará mala suerte o una noche inquieta, pues el fantasma del niño no permite que sus queridas aves sean lastimadas.
Además de la Calle 11 con Carrera Séptima, hay relatos de que el fantasma también se ha visto cerca de la Plaza de Bolívar, especialmente alrededor de la estatua de Simón Bolívar en las noches.
La figura del niño del palomar continúa siendo un símbolo de protección y amor en la comunidad, porque, aunque su historia está envuelta en misterio, destaca por su ternura y el impacto duradero que ha tenido en la vida de quienes han sido testigos de su fantasma, la leyenda del niño del palomar es un recordatorio de que las historias del pasado pueden perdurar y resonar en el presente, manteniendo viva la memoria de aquellos que han dejado una huella en el corazón de la ciudad.
LA LAVANDERA
Hace muchos años, en una casa elegante y majestuosa, vivía una familia adinerada que, a pesar de su fortuna, se sentía sola debido a la ausencia de hijos, por lo cual, para combatir la soledad, decidieron contrataron a una gran cantidad de personal de servicio, entre ellos había una joven de gran belleza, conocida por todos como “la bella”.
La joven, con su gracia y encanto, cautivó al hijo de una familia igualmente acomodada que vivía en la casa de enfrente, joven que se enamoró perdidamente de ella, creyendo erróneamente que era la hija de los ricos dueños de la casa en la que trabajaba, durante cuatro años, la pareja mantuvo un romance apasionado y prometedor.
Sin embargo, cuando la joven comenzó a presionar al joven para formalizar el compromiso y casarse, él decidió investigar la verdadera identidad de su amada, pero descubrió que ella no era la hija de la familia adinerada, sino una simple empleada del servicio, este desilusionado y buscando proteger su fortuna, decidió cancelar el compromiso y dejar a la joven plantada en la iglesia el día de su boda.
Desesperada y desolada, la joven cayó en una profunda locura, incapaz de soportar la traición y el dolor, la tristeza y la rabia que sentía llevaron a su muerte prematura, según la leyenda, su espíritu no encontró paz y comenzó a aparecerse todas las noches en el balcón de la casa donde había vivido, llorando amargamente y llamando a su antiguo amor.
Los vecinos aseguran que, durante la noche, es posible escuchar el lamento de la joven en el aire, se dice que su espíritu, aún vestida con sus ropas de novia, se asoma al balcón llorando y lamentándose por la traición que sufrió, su llanto desgarrador es un recordatorio de la dolorosa historia que le dio la vuelta al barrio y que todavía inquieta a quienes viven cerca.
La leyenda de la bella y el desengaño se ha convertido en una historia triste pero poderosa en la comunidad, la joven, cuyo amor y belleza fueron traicionados, continúa buscando justicia y consuelo en el reino de los vivos, su historia, cargada de emociones intensas y dolor, perdura como un cuento de advertencia sobre los peligros de los engaños y las traiciones.
LA BRUJA
Una mujer en pena frecuentaba un antiguo calabozo, donde su desesperación por encontrar a su hijo perdido la llevó a convertirse en una figura conocida entre los guardias, su visita diaria no pasaba desapercibida, y sus ofrendas de comida deliciosa y sus habilidades en el tarot la convirtieron en una visitante apreciada y, en cierto modo, en una figura enigmática dentro del lugar.
La historia cuenta que, con el tiempo, la mujer se hizo amiga de los guardias del calabozo, quienes aceptaban sus visitas y disfrutaban de sus comidas, a pesar de su amabilidad y su creciente amistad con el personal, la mujer estaba obsesionada con la búsqueda de su hijo.
Su desesperación la llevó a contactar con una bruja, quien le prometió un hechizo que le permitiría atravesar las paredes del calabozo y llegar hasta su hijo. El hechizo que la bruja le ofreció era un brebaje poderoso, conocido en los círculos ocultos como el “bebedizo de la desesperación”. Este brebaje prometía abrir portales entre el mundo de los vivos y el de los muertos. pero el hechizo era extremadamente potente y peligroso, con efectos que podían ser fatales si no se manejaba con la debida precaución.
Armada con el brebaje, la mujer se dirigió una vez más al calabozo, decidida a usarlo para encontrar a su hijo, la insistencia con la que solicitaba entrar al calabozo, a pesar de las negativas de los guardias, hizo que su solicitud pareciera aún más desesperada y frenética, los guardias, preocupados por su bienestar y por las extrañas historias que rodeaban el brebaje, se negaron a dejarla entrar.
La mujer, en su desesperación, bebió el brebaje frente a los guardias. El efecto del hechizo fue inmediato y devastador, pues este en lugar de permitirle atravesar las paredes del calabozo, el brebaje resultó ser tan poderoso que causó una reacción fatal en su cuerpo, la mujer colapsó y, lamentablemente, falleció en el acto.
Desde entonces, la historia de la mujer y su trágico destino se convirtió en una leyenda entre los habitantes del lugar, los guardias y quienes conocieron su historia todavía cuentan cómo su espíritu permanece en los alrededores del calabozo, en busca de su hijo perdido y atormentada por la tragedia que sufrió.